jueves, 31 de mayo de 2007

Review de Osu! Tatakae! Ouendan!

Nintendo ha hecho cosas buenas en su historia. Y ha hecho cosas. De hecho Nintendo patentó la primera aspiradora robótica allá por el año 78 inventada por Gunpei Yokoi (¡!) y creó un mando que en realidad era una bici (¿pero qué coño...?) para hacer ejercicio mientras jugabas a Mario Bici, nombre que seguramente habría tenido el juego si hubiera llegado a existir. O Mario Bike. O Mario & Luigi: Rescue the Princess Bike. Sí amigos, Nintendo se preocupaba por la salud de todos antes de pensar en mandos detectores de movimiento que blablabla.
Bueno, el caso es que el currículum de inventos de Nintendo es bastante amplio, aunque no exento de cagadas (¿quién dijo Virtual Boy?).

El último gran aparatejo de Nintendo es la DS. Una máquina que ni la propia Nintendo esperaba el éxito que ha tenido. Seguramente acojonados por no saber qué hacer, a algún pirado se le ocurrió empezar una lluvia de ideas y juntar palabras que oía en los botellones que se montaban con Yammauchi y Miyamoto. Así, palabras como tocho, correa, voz, soplar, tocar y pónle dos, pónle dos hicieron mella en los creativos de Nintendo y fruto de su genialidad surgió la DS. Hasta ellos cuando la abrían miraban a los presentes con recelo y expectación para captar las primeras reacciones, tipo "a estos se les ha ido la olla", "un poco tarde para una Game&Watch", "¿es eso un arma blanca?" o "qué petaca más maja". Pero el encanto de la portátil estaba en su interior, estaba en los juegos, y al ver que se vendía como churros, corregió el impactante aspecto con el modelo Lite y ascendió a la DS al olimpo de las consolas. (Más +)

Osu!

Osu! Tatakae! Ouendan! es una de esas joyas que esconde la portátil. Es un juego rítmico. Nunca me han gustado los juegos musicales, he de reconocer que bailar encime de una alfombra delimitada por círculos o coger un micro de mierda y ponerme a cantar delante de un intento de karaoke no son unas de mis aficiones. Para eso me monto mi fiesta en casa o me voy a un karaoke de verdad, coño. Pero este juego es diferente. En él tomas el control de los Ouendan, un grupo de japoneses desviados que intenta animar a la gente que tiene problemas a base del baile. Los casos pasan desde animar a un estudiante a que apruebe su exámen, hasta animar a un violinista que viaja en metro y le ha entrado un retortijón, a que supere sus ansias y evite dejar el pastel en medio del vagón para llegar al concierto a tiempo y deleitar al público con su melodía. Asombroso.

Los casos se van complicando y la dificultad también, teniendo hasta cuatro niveles de dificultad. En el último controlas a unas animadoras americanas, pero es enfermizo. No paso de dos canciones. De hecho, creo que pasaron de programar el resto, y aún hay alguien de iNiS, los creadores del juego, que se está partiendo el culo viendo que miles de personas intentan acabar al 100% el puto juego.

Osu! Tatakae! Ouendan! tiene un sistema sencillo: mediante el stylus sigues el orden numérico según el ritmo de la canción en cuestión, teniendo en cuenta la circumferencia exterior, que se va empequeñeciendo poco a poco y te da la señal para pulsar el número cuando su circumferencia tiene el mismo diámetro que la circumferencia en la que está dibujada el número. Lo sé, me explico como el culo y a primera vista puede parecer un poco gilipollas, pero supongo que si a estas alturas seguís leyendo es porque sabéis de qué va el tema.


El caso es que los personajes están recreados en 3D y las víctimas o verdugos del baile en un estilo de cómic japonés. Las animaciones son bastante graciosas y los dibujos provocarán alguna sonrisa, pero si no estás muy dado en esto del ritmo puede acabar siendo bastante frustrante y cargarte la pantalla de la DS porque no has podido realizar una de las tres acciones del juego:

  1. Seguir los números según el ritmo (Originalidad -2 / 10)

  2. Seguir una pelota con el stylus por un camino determinado (Originalidad 5 / 10)
  3. Girar el lápiz como si te fuese la vida en ello para hacer girar una rueda (VGConsejo del mes: cómprate un protector. O tres.)

Cada caso está dividido en fases que hay que ir superando si quieres que la historia tenga un final feliz. A medida que sigues el ritmo de la canción la historia se va contando, y de tu pericia depende que la barra de puntos no baje demasiado, o el caso dará un giro brusco no muy beneficioso para el pobre necesitado. A estas alturas supongo que ya habréis notado dónde reside la gracia del juego. Controlas a un manojo de inadaptados que bailan, ¡pero bailan con trajes negros y cintas en su cabeza!. Aunque quizás lo que determina que el juego sea grande y no un rebientapantallas sin ningún oficio ni beneficio sea que los dancers son japoneses, lo que deja a su homónimo americano, Elite Beat Agents, en un desafortunado y fallido intento de trasladar esa grandeza.


Además el juego cumple perfectamente con un gran objetivo de la DS: que parezcas mongolo. Si juegas en público la gente puede llegar a tomarte por loco, aunque después de todo, vale la pena. La satisfacción que provoca ver que mantienes el ritmo y que gracias a ello recibes a cambio una historia graciosa y entretenida (aunque esté en japonés, se entiende perfectamente) lleva a Ouendan a un nivel de compenetración con tu consola significativo, con lo que aprovecho para avisar de antemano: en principio las consolas están pensadas para jugar a videojuegos. Quizás deberías consultar con algún especialista.


Por cierto, el sonido y esas cosas de puntuar muy bien, gracias.

8 / 10



1 comentarios:

Anónimo dijo...

Buena review, felicidades.