Personajes carismáticos del videojuego ( I ): Kirby

Bienvenidos a la serie no periódica de artículos sobre los personajes más carismáticos de los videojuegos, en versión original y sin censura. Hoy: Kirby.

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Kirby llegó a casa. Estaba exhausto, aquella tarde en la sede de Nintendo había sido especialmente dura. De camino a casa le habían intentado morder varias veces, confundiéndole con un chicle, y algunos transeúntes le pateaban el trasero al pasar, simplemente por ser rosa y regordete. Los niños se reían de él por no tener orejas, y sus pies eran rojos y grandes, como los de un payaso. Aunque Kirby sabía que el rojo y el rosa nunca habían pegado, aceptaba su desafortunado diseño, negándose a creer inferior a los demás personajes de Nintendo.

Ése no había sido precisamente un buen día en la vida de Kirby, pero siempre que le pasaba algo malo, algo que le desmoralizaba y le recordaba que simplemente era una puta bola rosa que comía cosas, que simplemente surgió de un diseño temporal para probar un juego, pensaba en las palabras que su creador, Masahiro Sakurai le dijo horas antes de citarse en un Love Hotel con Miyamoto:

"Kirby, yo te creé como un personaje de prueba. Pero piénsalo bien, sin personajes de prueba no habría personajes definitivos. Representas el inicio, el génesis. Eres infinito, hijo mío, eres el haz de luz de la inspiración más pura, la reivindicación de que lo simple a veces puede ser lo más hermoso.

Dibujé un círculo, oh sí. Dibujé un círculo y me dije a mí mismo, "maldita sea Sakurai, eres un jodido genio." Podría haber dibujado un cuadrado, un rombo, incluso un paralelógramo. Pero no, no lo hice. Ni sucumbí a estúpidas exigencias de diseño y mínima estética visual. Sólo hay una cosa más estética que una bola. Una bola rosa.

Miyamoto quería pintarte de amarillo, ¿puedes creértelo? Mi creación, mi yo interior... ¡amarillo!. Le dije que para amarillo ya teníamos su cara, y que el color de tan brillante criatura debía representar los valores, los objetivos y la lucha de la empresa. Así que te hice rosa, hijo mío. Algo que fue bastante estúpido retrospectivamente hablando, porque tu primer juego fue en blanco y negro.
Por cierto, ¿tienes tú mi vaselina?"

Sí, lo recordaba perfectamente. Recordaba las luces de neón, danzando detrás de su padre. Recordaba el cartel de "10$/noche" que figuraba en lo más alto del edificio. Tras un suspiro, Kirby se sirvió una copa de bourbon. Le dio un trago, con las palabras de su creador revoloteando todavía por su cabeza, reviviendo aquél día una vez tras otra. Cerró los ojos y respiró profundamente, tras lo cual recordó que no tenía nariz. Eso le impulsó a acabarse toda la botella de un solo trago. Botella incluida.

-¿Y mi princesa? -susurró Kirby.-Yo no tengo princesa. Yo chupo y escupo. Me paso la vida succionando, atrayendo a los demás a la fuerza. Mario tiene karts. Tiene canchas de baloncesto. Incluso tiene una gorra con su inicial serigrafiada. -Kirby se paró a pensar un instante, hasta que reaccionó con una sarcástica sonrisa- ¡Ja! ¡Serigrafiada! ¡Ese pazguato ni siquiera se bordó la inicial! ¡Cuatro lavados más y a tomar por culo!- Y para celebrar que se sentía mejor, abrió una botella de vodka.

Pensó que trincársela a palo seco sería demasiado para él, así que se la tragó mientras miraba su álbum de fotos. Las fotos le traían recuerdos memorables. Siempre escribía una pequeña descripción debajo de las fotografías, con la esperanza de poder explicárselas a alguien algún día:

1. "Kirby en DreamLand"
2. "Kirby en DreamLand 2"
3. "Kirby en DreamLand 3"
4. "Kirby en DreamLand 2 junto al kart de Mario"
5. "Kirby"
6. "Kirby succionando un pastel en DreamLand 2"
7. "Kirby succionando un pastel en DreamLand 2 junto al kart de Mario"
8. "Mario y Peach en un retrato junto a Kirby"
9. "Kirby de perfil"
10. "Kirby en dormitorio de Mario y Peach"
11. "Kirby en cama de Mario y Peach"
12. "Kirby entre Mario y Peach en cama de Mario y Peach"
13. "Kirby con Luigi"
14. "Kirby en la ducha con Luigi y Mr. Kinnopio"
    
15. "Kirby succionando. Luigi riendo"
    

Cada fotografía reflejaba sentimientos, sueños. Expresiones artísticas que seguramente nadie lograría entender jamás. Bueno, algunas no representaban un carajo, pero Kirby sonreía al verlas. Excepto una página del álbum, la cual evitó apresuradamente tras recordar el irrefenable impulso sexual que sentía al ver algo que sabía que había, pero que no recordaba.

Aquella noche Kirby había navegado por sus recuerdos más profundos. Había indagado sobre él mismo, intentando descubrirse aún más, aceptar que era rosa, gordo y tenía mofletes, como la mayoría de hardcore gamers.

El último trago de vodka resbaló por la garganta de Kirby. Miró la botella, como si intentase encontrar en ella algún tipo de respuesta. Después, con la última página del álbum abierta, el sueño empezó a apoderarse de su ovalado cuerpo. Al fin y al cabo ser así no era tan malo. Podía transformarse en lo que quisiera, ser lo que se le antojara. De hecho, en los juegos ya había sido Kirby Aguja, Kirby Alado, Kirby Cupido, Kirby Bola de Fuego, Kirby Bomba, Kirby Chispa, Kirby Congelado, Kirby Yoyo, Kirby Cortador, Kirby Metal, Kirby Súplex, Kirby Sueño... sólo con esto ya había sido más que el mostachudo y pretencioso fontanero.

Esbozó media sonrisa y abrazó su fiel botella de Moskovskaya. Acabó de cerrar los ojos, y dejó que la paz, la tranquilidad y el alcohol acabaran de hacer su efecto, pero se sentía mal. Se sentía incómodo por haber dudado de la mano de su creador, por haber dudado del carisma de todo monigote surgido de las garras nintenderas. El carisma de alguien que no es nada pero que puede serlo todo.

Incluso siendo rosa, redondo y con zapatos rojos.